Con más de un mes de anticipación a la Navidad, un grupo de artesanos quiteños reeditan su propia tradición, iniciada hace más de cuatro décadas, de venta de pesebres y adornos propios de la temporada.
Se trata de la feria de artículos navideños abierta al público desde el primero de noviembre en el estacionamiento de vehículos ubicado al costado suroccidental del Parque La Carolina, en la intersección de las avenidas Amazonas y Atahualpa.
Es una de las ferias temáticas más antiguas en la ciudad, que cada año logra convocar a una gran cantidad de personas que buscan variedades de productos que se ajusten a sus bolsillos.
La artesana Blanca Lincango pertenece a la segunda generación de su familia que se dedica a esta actividad. Al mediodía de este jueves, bajo el techo de una carpa de color blanco, se concentraba en rematar las últimas puntadas de una alfombra sintética de vegetación verde, un producto cada vez más demandado desde que las autoridades ambientales prohibieron comercializar musgos de páramos.
Con tijeras, pistola de silicona, pero sobre todo con mucha paciencia, Lingango incrustaba en una malla, una a una, piezas plásticas pequeñas y flexibles que simulan césped, tréboles, musgos y “chambas”.
“Ya dejaron de traer musgos por esto de la contaminación. Ahora hemos optado por otros materiales para adornar al pesebre. Hoy son cada vez más parecidos a la naturaleza. Les pego bien con silicona para que no se quiebren y estén bien presentados”, comenta. “Hasta hace poco era inimaginable reemplazar el musgo con plástico. Hoy la oferta de mallas de vegetación es variada, nacional e importada”, acota.
Los antecedentes
Mientras realiza esta tarea recuerda que hace 20 años “heredó” este negocio de su madre, una de las fundadoras de la Asociación Diego de Almagro que, a inicios de la década de los 70’, empezó a ofrecer los mismos productos en la avenida homónima, junto al Círculo Militar.
Al escuchar este testimonio otros artesanos abundan en detalles de lo que “ha sido un peregrinar” hacia las veredas de la avenida Amazonas y finalmente al lugar que ocupan actualmente desde hace unos 15 años.
Los artesanos prefieren enfatizar que su labor no es simplemente comercial, sino de contribuir a mantener viva la tradición de las familias católicas de construir el pesebre con la ayuda de todos sus integrantes, niños, jóvenes, adultos y ancianos.
En la práctica el visitante debe tomar una decisión ante las alternativas de series completas de pesebres, personajes navideños, pueblos a escala, corrales, puentes, animales de diferentes precios, tamaños y materiales como madera, yeso y cerámica.
“Estoy de paso, vine de Cayambe a realizar diligencias, sí sabía de este lugar y espero encontrar una estrella de luz blanca para el arreglo del Árbol de Navidad y del Nacimiento, como en todos los hogares que se esmeran por tener el buen recuerdo”, comentó Luis Cervantes, de 59 años de edad. (JCER)
El Dato
2 mil 500 comerciantes autónomos se han capacitado para obtener permisos de venta de artículos en ferias populares, según la Agencia Distrital de Comercio
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